Después de haber estado la primera semana de septiembre, «engrasando y ajustando la máquina» en el tatami, para comenzar con buen pie la presente temporada; quedamos para hacer un entrenamiento en la Playa de Las Teresitas, a las siete de la tarde del sábado.
El entrenamiento iba a ser dirigido por nuestro viejo amigo y nuevo preparador físico, D. Víctor Torres, que nos hizo encontrar los límites de nuestro cuerpo en un entrenamiento compuesto por ejercicios de potencia, velocidad y agilidad, que han conseguido matar las agujetas que habíamos cogido durante la semana.
Un grupo de unos veinte judokas que comprendían todas las edades, entrenaron y sudaron la gota gorda, dentro de un gran ambiente de compañerismo y amistad que hicieron que se pasaran mejor los momentos de flaqueza. Algunas caras nuevas nos acompañaban, como Carlos y Manuel, y otras faltaron por tener otros compromisos, pero en general hubo una buena participación, incluso de algunos padres como Aníbal, Francis y Jesús que se animaron a entrenar con nosotros.
Esta fue la primera vez que nos veíamos todos fuera del tatami, después del mes de vacaciones, y nos sentimos muy a gusto. La tarde era genial y acompañaba al entrenamiento, después un baño merecido ya casi a oscuras, y a recojer, cansados pero contentos de haber pasado un rato tan agradable en familia.